Bizcocho Marchenero

HISTORIA

El bizcocho es un dulce cuya cobertura y aspecto requieren que el proceso de elaboración sea completamente artesanal y que su cocción se realice exclusivamente en horno de leña. Si bien se trata de una receta a base de ingredientes muy comunes, para obtener un buen producto conforme a la receta tradicional, es necesaria una tarea llevada a cabo únicamente con la experiencia y el uso de todos los sentidos.

En la actualidad el bizcocho marchenero se puede consumir durante todo el año, pero sigue siendo el dulce característico de la repostería cofrade, por lo que al acercarse Semana Santa no puede faltar en las casas este dulce.

Hasta los años cincuenta y sesenta del siglo XX el bizcocho se solía preparar en las casas, para después llevarlo a hornear en grandes bandejas a las panaderías locales que abundaban a lo largo del pueblo. A tal fin, las mujeres colocaban en sus bizcochos una "pintadera", una marca que les permitiera reconocerlos entre los muchos que se acumulaban en los mesones de las panaderías. Solían preparar bizcochos en grandes cantidades que guardaban durante todo el periodo festivo para consumirlo en familia e "invitarlos a las visitas con una copita de anís".

Actualmente el bizcocho es considerado uno de los productos más emblemáticos de la cultura gastronómica de Marchena. Valorado por su calidad artesanal, el bizcocho ha dejado de ser consumido exclusivamente en Semana Santa para convertirse en un dulce presente en la dieta cotidiana de los habitantes de Marchena. La elaboración del bizcocho contribuye a mantener vivo el oficio de la panadería artesanal, muy extendido en los pueblos de la campiña debido a la importancia que el cultivo de cereales tuvo en toda la zona. Se elabora exclusivamente en las pocas panaderías locales que conservan el método de cocción en horno de leña, "porque con el horno eléctrico al bizcocho no le sale brillo, sale matado".